jueves, 28 de marzo de 2019

Animales de Manada


     Somos animales de manada. Disfrutamos de la compañía de los demás.

     Nuestro instinto de seres sociales y nuestras propias inseguridades nos hacen depender de otros, de allí que surge el miedo a no poder o no saber estar junto a los demás. Es el miedo a la soledad. El psicólogo y filósofo contemporáneo Erich Fromm dice algo que, en este punto, resulta clave:«Naces solo y mueres solo, y en el paréntesis la soledad es tan grande que necesitas compartir la vida para olvidarlo». Necesitamos afecto.
     ¿Y qué es exactamente el afecto? Normalmente lo relacionamos con el amor, pero a nivel general se puede considerar  como aquella disposición o aprecio que tiene una persona o animal hacia otro ser o situación. La capacidad de sentir, dar y recibir afecto es algo en gran medida biológico, mediado por diferentes neurotransmisores como la oxitocina. Sin embargo, serán en gran medida las experiencias vitales las que marquen si sentimos afecto por alguien, por quién y de que manera expresarlo. Es fundamental para nuestro correcto desarrollo emocional y cognitivo como seres humanos. Por ello, la carencia de muestras de cariño, atención, o cuidados, pueden llegar a generar graves problemas de trastorno. Son más frecuentes en niños, aunque la carencia afectiva en adultos suele desembocar en otros trastornos inclusos más problemáticos.
     Estos trastornos suelen suponer un gran descontrol de los impulsos, cambios bruscos de conducta y un aumento de la agresividad negativa. Sin embargo, la persona que lo sufre, también puede presentar psicopatologías como déficit de atención, cuadros de estado de ansiedad, trastornos esquizofrénicos o depresión. Esta última, incrementa el riesgo de desarrollar otro padecimiento de salud mental y, en el peor de los casos, hasta puede provocar una muerte por suicidio. En cuanto a los trastornos esquizofrénicos, se caracterizan por la de pérdida de contacto con la realidad (psicosis), alucinaciones (por lo general consistentes en oír voces) y falsas creencias firmemente sostenidas (delirios).
     Además, es muy habitual la represión de sentimientos y el presentarse frío ante casi cualquier situación, lo que no solo afecta a la salud mental sino también a la física. Es posible que algunos órganos en particular comiencen a expresar ciertas consecuencias negativas. Por ejemplo, un exceso de ira puede dañar el hígado o una superabundancia de ansiedad perjudica el estómago, el bazo y el páncreas. Asimismo, en algunas ocasiones, debido a la depresión por la soledad, se recurre a la alimentación compulsiva. Más común en Estados Unidos, las personas con trastorno alimentario compulsivo a menudo se siente fuera de control y come grandes cantidades de comida de una vez (lo que se dice un atracón). Por un lado, esta psicopatología puede suponer la aparición de la obesidad, hipertensión arterial, diabetes y del colesterol elevado. No obstante, por otro lado, debido al arrepentimiento, baja autoestima y vergüenza, también existe la posibilidad de acudir a la bulimia, otro trastorno alimenticio. Esta consiste en ingerir muchos alimentos y  proseguir con una auto provocación de vómitos, lo que supone consecuencias como la deshidratación, caries dental, pancreatitis, etc. Debido al estado mental trastornado, las personas que sufren estas patologías también pueden llegar a optar por dejar de comer. Aquí ya estaríamos hablando de la anorexia, caracterizada por el peso corporal anormalmente bajo, el temor intenso a aumentar de peso y la percepción distorsionada del peso. Estos trastornos, tanto alimenticios como emocionales, de conducta o de estado de ánimo, son manifestaciones extremas que necesitan de terapias psicológicas.
     A través de un tratamiento psicológico se busca cambiar las formas en que se establecen las relaciones interpersonales, el dialogo, la comunicación, el pensamiento, las ideas, y en general cambiar el comportamiento, por lo tanto incluye también el incremento de afectividad, que a su vez esta relacionado con mejorar la salud mental del paciente. Esto se puede hacer de distintas maneras, por lo que existen varios tipos de terapias. En la actualidad, las más usadas son: la terapia cognitivo-conductual (basada en el modo de aprender nuevas formas de pensar, actuar y sentir), las psicoterapias psicoanalíticas y dinámicas (centradas en el estudio introspectivo del ser humano), las terapias de corte existencial-humanista (basadas en gran parte en la relación terapeuta-paciente) y las terapias sistémicas (que consideran los problemas de una persona como la expresión de que algo funciona mal en su sistema familiar o de pareja, lo que implica hacer cambios en dicho sistema).

     En conclusión, como seres sociales que somos, necesitamos de la integración de un grupo para obtener afecto, el cual se interpreta, según cada persona, de manera diferente dependiendo de la personalidad o de las condiciones en las que se encuentre. Sin embargo, lo que sí está claro es que todas las personas, sean quienes sean y con la personalidad que tengan, necesita en algún momento del día, del año o en su vida, afecto, y en caso de no poder conseguirlo, podemos acudir a la terapia, una solución que no es solamente es eficaz, sino también necesaria.
   

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Kim Anna Leitz Zaldívar 2ºBach B

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