domingo, 14 de febrero de 2016

¿Problemas? No gracias

Un rasgo característico de nuestras vidas es que está plagado de problemas, muchos de ellos son muy fáciles de resolver (decidir que comer o que ropa ponerte). Sin embargo, otros problemas son mucho más complicados, tanto que podemos pasarnos horas, días e incluso semanas, meses y años buscando una solución. 
A continuación os dejamos un par de consejos que pueden ayudaros a la hora de enfrentaros a cualquier tipo de problemas: 

 1. Definir el problema.  
Con este paso hay que procurar responder a la pregunta: "¿Qué es lo que se desea conseguir en esa situación?"

2. Cambia de perspectiva
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Muchos de los problemas que intentamos resolver, que pueden parecernos imposibles, con frecuencia se resuelven al repasar el problema y verlo con "nuevos ojos" . Seguramente has tenido te ha pasado que de forma casual "ves el problema desde otro ángulo" y, en esos momento, das con una solución. 
A veces, cuando acudimos a un amigo para contarle un problema, él puede darnos sugerencias muy efectivas, ya que percibe las circunstancias desde otro ángulo. Esto es la reorganización perceptual: captar la misma situación, pero con un enfoque distinto. 

 3. Buscar alternativas.  

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En este paso debemos pensar en el mayor número de alternativas posibles que puedan dar solución a nuestro problema. Es muy importante que tratemos de evitar guiarnos por lo que hacemos habitualmente o por lo que hacen los demás, hay que intentar ser lo más creativos posibles. 

 4. Valorar las consecuencias de cada alternativa 

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Aquí se deben considerar los aspectos positivos y negativos que cada alternativa puede tener, a corto y largo plazo, tanto para nosotros como para otras personas. 
Para cada una de las alternativas por separado, haremos una lista de todas las ventajas y desventajas para compararlas. 

5. Elegir la mejor alternativa posible. 


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Una vez que se ha pensado en las alternativas disponibles y en las consecuencias de cada una de ellas, habrá que escoger la más positiva o adecuada. 
A veces la mejor alternativa no es ninguna de las propuestas sino que surge como combinación de varias las propuestas. 

6. Aplicar la alternativa escogida y comprobar si los resultados son  satisfactorios.  
Una vez elegida, deberemos responsabilizarnos de la decisión tomada y ponerla en práctica. Además debemos preocuparnos por evaluar los resultados, con lo que podremos cambiar aquellos aspectos de la situación que todavía no son satisfactorios y además podremos aprender de nuestra experiencia.  

La autonomía y la toma de decisiones. 
Es muy importante aprender a tomar nuestras decisiones de forma autónoma, es decir, pensar por nosotros mismos y ser críticos. Pues si nos paramos a pensar podemos observar cómo buena parte de las conductas de riesgo para la salud y el bienestar propios y de la comunidad son el resultado de decisiones inconscientes en las que las presiones externas pesan más que la propia determinación. Es el caso de muchos jóvenes que arrastrados por sus amigos acaban consumiendo alcohol y drogas sin ser conscientes de la magnitud de su decisión y sus respectivas consecuencias. Sin embargo, no son los únicos afectados, pues en la sociedad en la que vivimos nos envuelve una mentalidad materialista que nos arrastra a consumir productos por moda o tendencia.


  “Para una situación concreta, tomar decisiones de modo autónomo y responsable es sopesar los pros y los contras de las distintas alternativas posibles en una situación y aceptar las consecuencias de la elección”. 

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