viernes, 12 de mayo de 2017

Sexualidad y Emociones


Las emociones son reacciones psico-fisiológicas que representan modos de adaptación a ciertos estímulos del individuo cuando percibe un objeto, persona, lugar, suceso, o recuerdo importante.




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¿Influyen las emociones en la sexualidad?


                                     

  Las emociones nos indican la intensidad y dirección de nuestras sensaciones





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La vida sexual es un acto humano de intercambio emociones, rico en deseos y en sensaciones pero también lleno de frustraciones, y de matices de las experiencias vitales propias.
Según Antonio Damasio (prestigioso neurólogo que ha dedicado su actividad profesional al campo de las neurociencias), las emociones tienen como finalidad la conducción de la vida, esencialmente son programas motores innatos al que se añaden estrategias cognitivas. Los sentimientos son las cogniciones (pensamientos) sobre aquello que nos emociona. Primero surge la percepción y evaluación de un determinado estímulo, que dispara la emoción, se ejecuta ésta y aparece el estado emocional. Todo este proceso emocional está mediado por estructuras neuroquímicas cerebrales. Estamos sumergidos en un estado emocional que ocupa la mayor parte del día y que determinará un estilo cognitivo y por lo tanto una determinada actuación.
La sexualidad forma parte de las experiencias humanas que están implicadas en el establecimiento de vínculos interpersonales, y la ciencia nos ha demostrado que en este proceso participan de forma activa numerosos circuitos cerebrales. Se han encontrado algunas áreas cerebrales más involucradas que otros (hipotálamo), y se han descrito algunas de las sustancias neuroquímicas implicadas en algunos de los procesos de la sexualidad como la testosterona en el deseo sexual, la dopamina en el refuerzo y atractivo, la oxitocina en la afectividad y el enamoramiento y la vasopresina en los sentimientos de celos.
Cada emoción nos predispone de una manera diferente a la acción, cada una de ellas nos señala una dirección, que en el pasado nos permitió resolver una situación de la nuestro existencia. Nuestro bagaje emocional tiene un valor muy importante para nuestra supervivencia. En esencia las emociones son impulsos que nos traen a actuar de forma automática y cada una de ellas juega un papel dentro de nuestro repertorio emocional. Las principales dimensiones de las emociones son: el enfado, la tristeza, el miedo, la alegría, el amor, la sorpresa, la aversión y la vergüenza.
Estos estados emocionales influyen en la sexualidad y la salud sexual de las personas. Emociones de vergüenza o miedo sobre aspectos de la sexualidad, pueden condicionar de tal manera la vida sexual, que pueden representar un problema a la vez del pleno desarrollo de esta. Para conseguir el placer sexual a través de las emociones, hace falta una actitud abierta, de aceptación de un mismo, de emociones positiva hacia el sexo, de capacidades comunicativas, y de evitar sentimientos de fracaso o desprecio. Personas que presenten alteraciones de las emociones, como por ejemplo personas con enfermedades mentales, serán más vulnerables a sufrir problemas sexuales o disfunciones sexuales. La vulnerabilidad de un individuo viene determinada no sólo por factores intrínsecos (cómo por ejemplo presencia o ausencia de enfermedad congénita, estado inmunológico), sino también por otros factores psicológicos y otros factores determinados por la familia, el entorno social, cultural, jurídico, económico y político.
Todas las experiencias vitales, que se dan en un contexto determinado, ayudan a configurar el bagaje emocional de cada cual y por lo tanto condicionan la respuesta a los diferentes estímulos, situaciones y retos que plantea la vida. La sexualidad es una de las dimensiones de la existencia del ser humano que se verá claramente influida por la impronta emocional.

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